Mención: 8º Concurso “Sin Presiones”- Título: Madre Añosa

madre añosaTítulo:: “Madre Añosa”

 

Cuarenta y tres años y embarazada!…la cara de la residente de ginecologìa que me atendió en la guardia decía eso aunque se disculpaba. Me acababa de hacer el chiste :”seguro que embarazo no verdad?” cuando me hizo pasar. Yo venía con tanto miedo que no pude ni enojarme. El día anterior había hecho un esfuerzo moviendo un paciente en mi trabajo de enfermera y aunque en el momento no tuve más consecuencia que el reto de mis compañeros que sabían de mi estado, hoy había amanecido con un sangrado rutilante que me aterrorizó. Este embarazo fue conseguido después de un tratamiento muy costoso para mí y mi compañero.  En todo sentido…: emocional, físico, económico…

La residente preguntaba y anotaba, trataba de ser muy profesional y atenta después de la metida de pata del comienzo. Cuántas semanas lleva?…ocho. Tiene hijos?…no. Tuvo algún embarazo anterior?…no. Alguna enfermedad? Hipertensión, diabetes? Fecha de su última menstruación? Yo respondía muy concentrada tratando darle todos los detalles que fueran necesarios para que me dijera que todo estaría bien….ay por favor que todo esté bien! Pensaba…

Llamó a otro médico y me dijeron que me harían una ecografìa. Me entregaron el pedido, me explicaron a donde quedaba diagnóstico por imágenes, me indicaron que cuando estuviera lista que volviera y no esperara, que le avisara a la secretaria y me harían pasar nuevamente, pero antes de que  yo saliera y ella pudiese llamar a la siguiente paciente, la reina del tacto me preguntó como al pasar: por qué esperó tanto para ser mamá?…

Entre los nervios y el mareo y mientras trataba de tragarme toda una botellita de agua mineral antes del estudio le dí vueltas a la pregunta y me dí cuenta que para responderla me debía remontar muy atrás. Que había que empezar por mis catorce años en un pueblito del interior, cuando iba a la secundaria pero también trabajaba cuidando niños y limpiando casas. Que estudiar me encantaba pero dejé en el último año principalmente porque mis padres me dijeron que no podría ser abogada como era mi sueño…que no se podía…Que me casé y seguí limpiando casas ajenas y cuidando hijos ajenos mientras no venía ninguno propio, pero no sabía por qué, porque los estudios y tratamientos  eran muy caros. En los hospitales no se hacían y las mutuales (que yo no tenía) no los cubrían.

Que con los años me dí cuenta que si no estudiaba nunca avanzaría y terminé mi secundario y estudié enfermería…lo más accesible para mí…siendo mujer y pobre… Y entonces sí pude tener mi primer salario en blanco…y me pude separar y tomar mi propio camino por primera vez a mis treinta y seis años!

Que al principio trabajé en clínicas privadas, con sueldo bajìsimo y muy pocos francos. Que para lograr entrar en algún hospital público (donde había más derechos o mejor convenio según decían) tuve que pasar años cubriendo vacaciones como monotributista. Hasta que al fin me contrataron. Y mientras tanto, por esas cosas de la vida encontré un nuevo compañero que me dijo que quería tener hijos conmigo y a mí me pareció una idea linda y sorprendente…que aunque esta señorita no entendiera yo no había estado esperando nada…que tardé todo este tiempo en resolver mi vida y mi independencia…un mínimo de estabilidad como un trabajo en blanco y una mutual…así de complicado fue…porque entre medio estuvieron los noventa… y el dos mil uno…y así.

Recostada en la camilla, mientras me advierten que el gel es algo frío y me pasan el transductor por la panza yo trato de acompasar mi respiración y volver a lo que está pasando…La voz del técnico me vuelve a la realidad de un plumazo…”Ah…pero había doblete!…son dos…sabía?” Mi compañero me aprieta la mano mientras miramos la pantalla con esas dos manchas luminosas y no sabemos si reír o llorar…Pero está todo bien? alcanzo a preguntar…Sí todo bien no se preocupe, lleve el estudio a su médico y ya le van a explicar.

Ya de nuevo en la guardia, Miss Tacto (ya se le quedó el mote en mi mente), me dice que me felicita y que todo está bien, que debe haber sido un vasito del cuello uterino nomas, que sangró por el esfuerzo, pero que siendo “madre añosa” (caramba, mi condición tenía nombre y todo, la palabra añoso yo antes la relacionaba con algún árbol centenario) y además al ser gemelar, mi embarazo es de riesgo y debo hacer reposo, que no debo trabajar. Otra incertidumbre que agregar, porque soy contratada y no tenemos en la provincia más que treinta días de carpeta al año. Cómo voy a hacer? Pienso mientras salgo de ahí con mi certificado médico.

Mientras tomamos un té con mi compañero y ahora futuro padre de mis mellizos en el barcito de la vuelta de la clínica, conversamos y nos damos ánimo entre los dos. Que no hay nada más valioso en este momento ni tan importante. Que ya todo se arreglará, que al fin y al cabo esto es lo que tanto queríamos, que nadie dijo que sería fácil, que disfrutemos…Que no llores zonza…

Yo dejo que mi compañero me alcance un pañuelo y me haga reír, “mamá añosa” me canturrrea y  le respondo: “claro, porque vos sos un pendejo bárbaro”… mientras bailan en mi mente la cara de mi jefa, cochecitos dobles y una señora de pelo blanco intentando hamacar a un chiquito…

  LA GOLONDRINA

Maria Cecilia Ibarra – Trabajadora de la Salud Pública de la ciudad de Córdoba.
( Mención 8º Edición 2017 – SIN PRESIONES: Concurso de expresión escrita la salud de los trabajadores/as)

 

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