Relato del 14° Concurso “Sin Presiones” Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs

Mirada sobre la salud del personal de enfermería

Creo firmemente que como enfermeros somos una pieza fundamental en el área de
salud; tan importante como cada uno de los profesionales que componen el equipo. Sin
embargo, es una profesión muy poco valorada y reconocida a nivel social, por lo cual hay
escasez de los mismos.

Sin títuloCuando tenía 20 años elegí por vocación esta carrera. Queríamos capacitarnos,
progresar, escalar dentro de una institución. Todo era aprendizaje, fuerza, coraje y ganas.

Nada fue fácil; te observaban con duda porque éramos los primeros profesionales
estudiando una Licenciatura presencial. En el hospital privado no te permitían capacitarte
para crecer y deseábamos ser parte de una institución pública.

Realicé cursos, capacitaciones, congresos, me recibí de Licenciada, fui ayudante de
cátedra en la carrera de Enfermería de la UNR y formé parte de la comisión que impulsó la
creación del Colegio de Enfermeros de la provincia de Santa Fe.

Las ganas y energías fueron muchas.

Como profesionales y personas aprendimos a lidiar con enfermedades, el dolor y la
muerte. Siempre aferrándonos a la vida con aquellos pacientes que logramos que se
recuperen y vuelvan a sus hogares.

Nuestro objetivo siempre es:
Darle al paciente nuestra mayor dedicación de manera inquebrantable, con esfuerzos
incansables e infinitas contribuciones por su bienestar.

Me tocó atravesar los años ’90 con pacientes con la enfermedad del SIDA trabajando en
pediatría, dejaba niños huérfanos contagiados (en ese momento no había tratamiento con
buenos resultados). Niños a cargo de abuelos que no eran comprendidos y niños
abandonados a cargo del equipo de salud. Sólo las enfermeras estábamos las veinticuatro
horas al lado de ellos así que los cuidábamos porque eran rechazados por el sistema.

Por problemas familiares tuve que renunciar a mi trabajo a los treinta años y convivir con
los profesionales de la Salud desde otro lugar, como mamá de un niño que desde el momento
de nacer requirió de cuidados extremos de todo tipo de profesionales.

Crucé la vereda y lo vi desde otro lugar, siempre luchando a favor de la vida. Compartí
grandes momentos, me enojé, rogué, grité, supliqué, sufrí el maltrato como paciente, pero
nada me derrumbó.

Luego de haber pasado lo peor que una madre puede atravesar, partida en mil pedazos,
seguí porque tenía dos motivos muy importantes para no bajar los brazos.

Me hice fuerte, dura, intenté reconstruirme y volví a mi profesión: la enfermería; porque
es lo que me gusta y porque uno elige dónde se siente a gusto. Aunque todos los días luches
contra Molinos de viento por la falta de valorización como profesional. Muchas veces pensás
en bajar los brazos.

Hago pediatría porque es lo que más amo y en ocasiones escucho a los familiares decir
“yo no podría pincharlos” y siempre contesto que lo hago para protegerlos de enfermedades
graves o de complicaciones. Prefiero que el niño llore un instante por una vacuna y no que
luego tenga una enfermedad grave.

Pero si algo nos faltaba a nuestra generación era atravesar una Pandemia y acá sí se
produjo un desequilibrio físico y emocional de todos los Profesionales de la salud.

Si bien teníamos información de Europa, nosotros no estábamos preparados,
carecíamos de protocolos y todo se fue haciendo sobre la marcha.

Vivimos cosas absurdas, locas, terribles. De un día para el otro las instituciones se
transformaron, se cerraban las puertas, no entendíamos qué pasaba. Pero nosotros los
enfermeros ahí presentes, sin pensarlo, pedíamos a gritos que todos se cuidaran porque
veíamos que a cualquiera nos podía tocar de gravedad y la muerte estaba ahí cerca.

Nos fuimos de nuestros hogares por dos meses porque el personal de salud no se podía
aislar. Vimos colegas, amigos y allegados sufrir y morir.

A la vez teníamos el temor a contagiarnos, siempre digo que un ser especial nos cubrió
y cuidó porque nosotros teníamos que estar para los demás y ninguno de nuestro equipo se
contagió en ese momento. Debíamos estar de pie para ayudar. Salimos a testear a la calle
y a sus casas. Incluso en sus autos. Trasladamos los pacientes graves a centros de mayor
complejidad. Se atendían solo urgencias; hasta que llegó la vacuna.

Un equipo increíble se organizó para poder vacunar a todo un pueblo (secretarias
administrativas y colaboradores) pasamos y vivimos diferentes situaciones. Adultos mayores
desesperados, asustados, distribuidos en grandes salones con grandes colas, llamadas
telefónicas a cada una de las personas para citarlas en un día y horario determinado,
personas que nos amenazaban, otras que nos aplaudían, que nos regalaban cosas ricas,
gente asustada, desesperada, agradecida, maleducada; todo por falta o exceso de
información.

Creo que en los profesionales de salud esto quedará marcado a fuego, para muchos
fuimos héroes, especialmente los niños.

Personalmente fui una privilegiada, conocí y compartí con bellas personas, tuve un
equipo de compañeros que me apoyaron y acompañaron para que todo salga bien durante
dos años.

Vacunamos a los niños vestidos de payasos, súper héroes.Tratamos de dejar todo de                                                          parte de cada uno de nosotros. 

Pero cuando todo se calmó, la pandemia dejó muchos profesionales de la Salud                                                              desgastados, saturados y actualmente se nos encuentra frágil y desmotivados.

Debemos encontrar un equilibrio psíquico y mental que nos va a llevar tiempo pero
seguramente lo lograremos. ´

Personalmente sueño con un futuro mejor dónde cada profesional de la salud esté
reconocido como se lo merece por nivel de estudio, capacitación, por la exposición a
riesgos…. Que logremos trabajar en equipo por el bien de los demás. Haciendo siempre lo
que nos gusta, que es cuidar la salud de todos.

Como profesional estamos acostumbrados a observar y escuchar. Son dos cualidades
fundamentales como enfermeros.

Para el paciente si bien los estudios y medicación son esenciales, lo que necesitamos
es que lo comprendan, lo escuchen; muchas veces la recuperación es más rápida y eficaz
cuando hay un acompañamiento constante y el personal de enfermería pasa mucho tiempo
con el paciente.

Siempre debemos de mantener una actitud de solidaridad y respeto tratando que todo lo
que vivimos en el hospital no nos afecte emocionalmente. En lo personal, al punto de llegar
a enfermarnos.

Personalmente puedo reflexionar acerca de lo que nos dejó la Pandemia, creo que nos
mostró nuestro lado más fuerte y humano, pero también nos dejó ver lo individualista y
egoístas que podemos ser cuando mostramos nuestras miserias; despertó gigantes
dormidos, personas que le dieron un cambio radical a sus vidas, dándole prioridad a otras
cosas que no es lo material, otras en cambio se encerraron, convirtiéndose en más solitarias;
apareciendo también enfermedades mentales fruto del encierro.

Para cerrar esta reflexión creo que el personal de salud necesita el apoyo, la dignidad y
valoración que realmente merecemos y qué mejor que culminar con esta frase de Bob Marley
quien dijo “no sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda”,
porque lo cierto es que no sabemos hasta dónde somos capaces de llegar y cuánto podemos
crecer, hasta que no nos vemos en la necesidad de hacerlo.

 

Silvina María Casalegno – Enfermera Hosp. Municipal Dr. Lorenzo Cólica – Monte Buey –Provincia de Córdoba

Relato del 14° Concurso SIN PRESIONES  Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs                                                    Organizado por el ISLyMA , 24 de agosto de 2023

El Jurado expresó: Una mirada sobre la profesión de enfermero/a que nos habla de la entrega, los sueños, las energías, del lidiar con las enfermedades, del dolor, la dedicación inquebrantable y la vida que muchas veces nos hace estar de un lado y del otro. Hoy “enfermera”, mañana “paciente”. La pandemia irrumpiendo y devastando todo a su paso En este relato se muestra nuestro lado más humano y nuestro costado más egoísta.

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