Relato del 12° Concurso “Sin Presiones” Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs

Título: Están ahí.

Hoy va al centro en el auto. Lo hace por un trámite urgente y de apuro. Baja del barrio y encara por la avenida.

imagesAllá está el semáforo, el primero de varios. Dos muchachos con todos los elementos para limpiar parabrisas y luneta. “¿Amigo, le limpio los vidrios?”

La respuesta:” Sí, dale”. Escarba mientras tanto en la billetera y saca dos billetes. Antes del cambio de luz del semáforo entrega los dos billetitos. “Gracias, amigo” – arrancan los autos detenidos por el semáforo, un toquecito de bocina y un “chau”.

Sigue el trayecto por la avenida, cruce y giro a la izquierda por otra avenida. Hay mas casas, mas comercios y mas semáforos. Otro semáforo en rojo. Su auto queda en segunda fila a la espera de la luz verde. Allá adelante entre los autos y la senda peatonal un malabarista y los limpiavidrios haciendo lo suyo.

Esta vez rechaza al limpiavidrios. Está viendo al malabarista. Mucho entusiasmo pero parece que hay poca práctica. Termina su destreza y toma la gorra y pasa entre los autos. Otro billete que cambia de poseedor. No puede evaluar desde su asiento de conductor cuanto le reportó ese número con las pelotitas al artista callejero. Tampoco puede ver lo que recibe el limpiavidrios.

Reanuda la marcha junto a los otros vehículos. Le asaltan algunas ideas. Va por una reflexión, por preguntas. ¿Cuánto tiempo están ellos entre autos y semáforo? ¿Cuánto pueden juntar? ¿Hasta dónde, hasta que necesidades cubre una de estas jornadas?

Sigue avanzando en su viaje al centro y sigue cavilando. Se le aparece otro pregunta: ¿Cuántos semáforos hay en la ciudad? ¿Cuántos limpiavidrios? ¿Cuántos malabaristas?

Casi que descarta esas preguntas con la certeza de que deben ser muchos. También deben ser muchos autos que pasan por los semáforos todos los días.

Entre esas ideas y cavilaciones advierte que en numerosos casos hasta están ellos, los limpiavidrios y los malabaristas hasta tarde, mas allá del horario laboral o comercial. ¿Será por que recaudan bien? O ¿será que cuesta recaudar lo necesario?

Llegando a la playa de estacionamiento deja el auto y se dirige al lugar del trámite para retornar al barrio lo más rápido posible para salir del atolladero que siempre es el centro de la ciudad.

Estando en la fila de esas ventanillas y mostradores de pronto es como si le asaltara una idea: “trabajo informal”. Y ve en su memoria esas personas que son limpiavidrios y malabaristas. Y sí, con seguridad que no recaudan o reciben suficiente para un aporte jubilatorio. De seguro que no están en la famosa “relación de dependencia”. Y seguro que son autónomos pero no inscriptos, no registrados, pero sí informales.

Casi que se le escapa una sonrisa. Repensando esa idea. . . claro que sí, son trabajadores. Son informales. Son autónomos. Pero autónomos sin encuadre legal. Por su propia experiencia comienza a pensar en un encuadre legal. Autónomo, empleado de empresa de limpieza y mantenimiento. . . ¿Y los malabaristas o artistas callejeros? Sí, claro tal vez como autónomos. Pero, ¿Qué figura legal encuadraría a malabaristas y otras habilidades artísticas callejeras? ¿Habrá dónde averiguar algo de ello? La cola frente a esas ventanillas y mostradores avanza y su atención se concentra en el trámite.

Ya de retorno hacia la playa para sacar el auto y volver al barrio casi sin darse cuenta retoma ese asunto de los trabajadores en los semáforos. Sí, trabajadores en los semáforos. Casi una definición. Definición que tampoco responde a ningún marco legal. Ni hay seguro de salud por trabajo riesgoso, jornada laboral regulada, horarios de descanso.

Se sonríe. . . trabajo riesgoso el limpiar parabrisas y hacer malabares. No tienen encuadre legal, no aportan, no los cuida ninguna organización sindical o gremial, pero trabajan.

Pasan los días. Dejó de pensar en los trabajadores en los semáforos. Llegó un momento mas distendido con amigos y una charla fuera de lo cotidiano. Con cervezas y picada.

Por supuesto que relata lo que aconteció y lo que pensó acerca de los trabajadores de los semáforos. Aquí explica su definición de trabajadores en los semáforos.

Una amiga le responde que hace algún tiempo tuvo un momento de experiencia y reflexiones similares. Pero con algunas diferencias. Transporte público de pasajeros en la ciudad, “el bondi, ¿viste?”. En una parada sube un hombre que ofrecía bolígrafos. Casi siempre son hombres los vendedores en los bondis. Una oferta muy ventajosa: “comprando seis solo pagaba cuatro”. Algunos pasajeros compran de buena gana y apenas dos paradas mas adelante el vendedor se baja muy rápido, casi que a los saltos para subir a otro bondi que venía atrás. Y la amiga termina el corto relato con las mismas preguntas acerca de tiempo, necesidad y demás para que ese vendedor llegue a una suma aceptable. Por supuesto que agrega que coincide con las dudas acerca de la característica de la “autonomía” laboral.

El relato continúa incluyendo otros vendedores que ofrecen golosinas, medias o algún otro artículo.

En ese instante se abre un pequeño intercambio desordenado de ideas o de preguntas o dudas con una sola certeza. Son trabajadores. Pero sin cobertura legal, sin futura jubilación, ni horarios regulados, ni cobertura de salud ni otros detalles que tienen los que están bajo alguna cobertura y figura laboral legal. En ese intercambio desordenado de ideas otros del grupo aportan lo suyo. Hasta hay quien dice que habría que incorporar a aquellos que pasan casa por casa y ofrecen bolsitas para residuos de diferente tamaño, broches para la ropa y repasadores, accesorios y elementos varios para tareas domiciliarias y similares. ¿Se los incluiría como mercantiles?

Desde algún asiento de esta animada tertulia se dice que hay que incluir en esos trabajadores a los que en plazas, atrios de iglesias u otros lugares callejeros ofrecen música instrumental y hasta acompañando algún vocalista. De inmediato llega la observación que ya fueron mencionados los artistas callejeros. Una carcajada generalizada y otra vuelta de cerveza.

El que había llegado rezagado a la juntada con una sonrisa dice que se debe incluir a los acomodadores y cuidadores de autos estacionados. La animada conversación no decae pero de a poco se diluye el tema. Y antes de que sea reemplazado por otro, al final surge en ese amistoso tumulto de la conversación cuando alguien dice que no importa lo que venden, no importa si limpian vidrios, no importan que ofrecen o si hacen malabares. Lo que importa es que. . . están ahí. ¿Se los ve?

Patricio Dürst Ciudad de Córdoba – Docente Jubilado

Relato del 12° Concurso Sin Presiones Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs 

Organizado por el ISLyMA – Córdoba setiembre de 2021

EL JURADO EXPRESÓ: Ubica al lector en tiempo y espacio, dando contexto con dos palabras, la lectura agradecida. Una introducción a la selva urbana, con lo cotidiano como premisa. La descripción de los trabajos callejeros pone a la actividad sobre la mesa, destacando la desprotección del sector. El trabajo informal va apareciendo como una realidad más grande de lo que se cree. Más que una experiencia laboral propia es una reflexión que ayuda a dimensionar la problemática de la informalidad haciéndola visible.

 

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